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domingo, 27 de julio de 2014

Palco de Prensa: Los políticos burros.


                                           Por : Gilberto LAVENANT

De manera peyorativa o despectiva, se utiliza la palabra “burro”, para señalar que alguien es ignorante. Incluso, la expresión “burrada”, se aplica para calificar actos o acciones tontas y absurdas.

Un castigo común, que aplicaban a sus alumnos, los profesores de antaño, era colocar una especie de gorro de papel, semejando a las orejas de un burro, a estudiantes que mostraban poco avance en las clases. Hoy, esto sería calificado como “bullying” y quien lo haga se expone a ser exhibido y quizás hasta expulsado de su fuente de trabajo.

Parece un contrasentido, equiparar a los burros con la ignorancia, pues siendo animales, carecen de capacidad de razonamiento. Quizás sea porque este tipo de animales, generalmente son considerados como bestias de carga y es difícil adiestrarlos en alguna actividad o tarea.

En cambio, los perros, por ejemplo, cuya expresión se utiliza comúnmente para insultar a alguien, llegan a asimilar maniobras o tareas, que se dice que solamente les falta hablar. Incluso, sus cualidades o características animales, como el olfato o el oído, les convierten en excelentes auxiliares en labores de investigación.

Algunos otros animales, como los changos o monos, mamíferos primates, misma orden a la que pertenece el hombre, por su similitud morfológica a la de los humanos, reciben un  tratamiento distinto, aunque no realicen tareas útiles para la humanidad.

Pero, volviendo a lo de los burros y la ignorancia. Este domingo, 27 de julio, en la página 3A del periódico El Sol de Tijuana, aparece una nota, cuyo título o encabezado, es el siguiente : “Saber leer y escribir, debe ser requisito para diputados”.

Se trata de una entrevista del reportero Juan Guizar, hecha al priísta Salvador Kayachanian, Presidente del Grupo Político Tijuana, quien luego de pronunciarse a favor de la Reforma Política del Estado y de que esta contemple la reducción de los diputados de lista, dijo que se deben condicionar las candidaturas a un mejor nivel cultural.

Luego, justificó el por qué de su observación. Dijo que hay diputados que no saben leer y apenas escriben. Como diría la voz popular, que son unos burros. “Se debería comenzar –dijo- por mejorar la calidad y la preparación de los candidatos. Hago un llamado a los partidos políticos para que pongan más atención y empeño en el nivel educativo de quienes van a lanzar a competir por un espacio en el Congreso”.

Tal aseveración, la de que “hay diputados que no saben leer y apenas escriben”, parece una exageración. Pero si el priísta Kayachanian lo dijo, ha de ser por algo. Lástima que no se atrevió a dar nombres, ni siglas partidistas de los presuntos legisladores analfabetas.

Se ha discutido, cuando alguien plantea, que quienes son los encargados de hacer leyes, deben ser licenciados en derecho, los argumentos en contra señalan que esto no es necesario, sino que por el contrario, se requiere representantes de todos los sectores sociales, para que en el proceso legislativo manifiesten precisamente la forma de pensar o de sentir de profesionistas, jóvenes, hombres y mujeres, obreros y amas de casa.

Quienes insistan en reclamar preparación profesional, o sea no solamente el haber cursado la licenciatura de derecho, sino en cualquier otra área, deben saber que cada legislador cuenta con un auxiliar o secretario técnico, que es precisamente el encargado de darle forma legal a las ideas del supuesto representante popular.

El problema que se dá, es que muchos de esos asistentes técnicos, nunca o poco han ejercido la profesión relativa al título de la carrera que ostentan y han permanecido tanto dentro de la administración pública, que se han convertido en meros burócratas con título.

Cabe observar, que la mayoría de los políticos que ostentan títulos profesionales, desconocen por completo los principios fundamentales de la carrera que cursaron en una institución de educación superior. Cuando menos, aquellos que efectivamente las cursaron, porque hay quienes los adquirieron mediante recursos de carácter económico.

Lo ideal sería, en estos tiempos, que todo aspirante a ocupar un puesto de elección popular, incluso los de designación, de primero y segundo nivel, acrediten haber cursado estudios superiores.

Y todavía más, que al momento en que sean considerados como aspirantes a alguna candidatura, sean sometidos a exámenes de conocimientos, a estudios médicos, o como a los integrantes de los cuerpos de seguridad pública, a exámenes de control y confianza.

En especial, que se determine las condiciones de la salud mental, pues hay quienes parecen normales o sanos, y cuando ya están en la función pública, reflejan en sus actos, sus enfermedades o incapacidades mentales.

Ojalá que solamente fuesen “burros”, pues la ignorancia, producto de falta de educación formal, se suple un tanto, cuando la universidad de la vida les ha dotado de vasta experiencia y, sobre todo, de sentido común. Al menos, que fuesen honestos, para reconocer sus limitantes, y honrados, para no disponer de los recursos públicos en beneficio propio 

La irracionalidad, no solamente es propia de los animales. También muchos políticos son irracionales. Además de torpes, miopes, sordos y necios.

Los sentidos y el interés de los políticos, en general, son alentados o guiados, por el dinero fácil, por las negociaciones ilícitas, por ostentar y ejercer el poder, que les permiten adoptar posturas de reyecitos.

Los burros, efectivamente son ignorantes, pues son animales, pero son mejores que muchos políticos, pues al ser irracionales, no aspiran a riquezas, ni al poder público. Es más, es peyorativo, para los burros, compararlos con los políticos. Que culpa tienen, de que haya políticos ignorantes, analfabetas.

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